martes, 24 de noviembre de 2009

7.- Adiós, supongo

Siento la imperiosa necesidad de escribir algo y contarme.
En vivo soy incapaz de contarme, aún menos cuando me encuentro en tu presencia.
Hay días que querría ser muda, así, al menos, no debería cargar con el recuerdo de lo que he dicho delante de ti.
Me duelen las palabras. Una, otra y otra. Todas me duelen. Si las digo porque las digo, si las callo, porque las callo. Nos hemos declarado la guerra y parecemos condenadas a no poder vivir en paz.
Las palabras ya no acompañan tu ausencia. Las palabras ya no me acompañan en mi aislamiento pseudo voluntario. Las palabras ya no rellenan el hueco dejado por la soledad.
El impulso de la escritura me mantiene aquí, pero también me aleja cada vez que lo intento, cada vez que fracaso.
A veces me siento como una aprendiza de Funes, con una memoria prodigiosa para los fines equivocados. ¿Por qué recuerdo con tanta insistencia la tontería que te contesté el otro día y que seguramente ya habrás olvidado? ¿Por qué no recuerdo con igual fuerza las veces que te hice reír?

Supongo que estos días todo me duele más porque he decidido despedirme de ti. Esta vez no solo de palabra. Seguir creyendo, o actuando como si lo creyera, que te puedo seducir es un empeño inútil. Inútil y, seguramente, contraproducente. Tengo que decirte adiós y, sí, volverme muda incluso en estos ratos de soledad en los que un fantasma tuyo que solo escucha y no habla me suele acompañar.
Adiós, supongo.

viernes, 20 de noviembre de 2009

6.- A la luna

Cuándo haya viajado a la luna, escribiré mi vida sobre papel.
Te contaré cuántas veces te he soñado, cuántas te he pensado y te asombrará que haya tenido tiempo para vivir.
Supongo que los pensamientos no tienen existencia real, si por real entendemos física, para permitirnos vivir, hacer algo más. Su compañía es deficiente, pues nos hacen sentir solos, pero al menos tienen la decencia de dejarnos ir haciendo a la vez.
Más o menos.
¿Será que en la depresión los pensamientos toman cuerpo, demasiado cuerpo, y no nos dejan compatibilizarlos con la vida real?



Te he mentido.
Cuando te digo que me paso el día pensando en ti no es cierto.
Me acuerdo de ti de forma recurrente, eso es cierto. Pero después, muchos de esos pensamientos me llevan a otro sitio, y me dejo llevar a esos lugares que cada vez se alejan más de ti. Digamos que provocas excursiones de mi pensamiento, pero al estar en el origen me da la sensación de que estás siempre presente.
Con lo que, tal vez, no te miento cuando te digo que me paso el día pensando en ti...

miércoles, 18 de noviembre de 2009

5.- Él

Hoy no voy a hablar de ti. Necesito contarte otra cosa que ahora mismo ocupa mucho más tiempo en mis preocupaciones que tú.

Él. Me preocupa él. ¿He estado ciega anteriormente o lo estoy ahora? No sé distinguir bien, ¿sabes? así que no tengo muy claro si tengo razón ahora o la tuve anteriormente. Le veo alejarse, metido en una espiral supuestamente de amor pero demasiado mezclado con necesidad. Uno más uno son dos, pero dos no son igual a uno. ¿Se lo podré hacer entender algún día? ¿O ya lo entiende pero no dice nada? Porque ¿sabes qué?, resulta que ahora tiene un portavoz, y apenas habla él por sí mismo. Estoy harta de oírle a través de otra voz, ¡echo de menos que él me diga las cosas! Espero que no sea demasiado tarde, y que si un día le da por hablar, aún le crea, porque ya no estoy tan segura de que fuera así. Le he oído tantas veces a través de otro, he realizado el esfuerzo de adivinar su opinión en palabras que no eran suyas tantas veces, que ya no sé si le creería a él o me lo tomaría como simple eco.

Me cuesta creerme que su sueño es compartir una hipoteca de aquí a un año y medio aunque me lo haya dicho. Bueno, mentira, lo dijo su portavoz. ¡Y a lo mejor es cierto! pero me cuesta tanto distinguir, que me cuesta horrores apoyarle si eso es lo que él realmente quiere... ¿cómo saber cuáles son sus verdaderos sueños si apenas le oigo hablar?

Quiero creer que es feliz. Antes le veía feliz. Ahora me preocupo al verle. Creo que es feliz, pero las bases de la felicidad debe ser que no siempre son buenas. Me da miedo la dinámica en la que ha entrado. Asiente y calla. Sonríe. Bueno, eso siempre lo ha hecho. Y cada vez está más lejos. ¿Creerá ahora que dos es igual a uno? Nunca le he oído afirmarlo, pero le he visto tantas veces impasible ante la afirmación que ya no sé que creer... Tal vez dos sean igual a uno, pero en nuestra relación estamos aplicando el mínimo común denominador, o lo estoy aplicando yo, y en vez de compartir con estos dos que se ve que son uno lo que compartía con él cuando era sólo él, uno, autónomo, independiente, estoy empezando a compartir con él, mitad, dependiente, lo que comparto con el segundo elemento de esa suma en la que uno más uno es igual a uno. Me estoy alejando de él, y aunque cada vez le echo más de menos, no puedo forzarme a compartir con dos, porque uno más uno nunca dejarán de ser dos, lo que compartía con él, y, tristemente, no estoy encontrando otra salida. Si hubiéramos tenido tiempo para que compartir con dos surgiera de forma natural, si hubiera tenido algo que decir yo también en ello, si no me hubiera sentido forzada en esta dirección, si no hubiera sentido mi confianza traicionada...

Tranquila, en la próxima cerveza que compartamos en la vida real, te lo acabaré contando, poniéndoles nombres a los números y caras a los nombres. Y entenderás de qué te hablo. Y, con un poco de suerte, me dirás que no tengo razón, que no debería preocuparme, y que mi amigo simplemente es feliz...

viernes, 13 de noviembre de 2009

4. - Imposible

¿Sabes porqué me aferro a la imposibilidad? No creo que pudiera quererte bien, si es que hay una manera correcta. Me paralizaría el miedo. Me asustaría la realidad. Sudaría, probablemente vomitaría, no dormiría. Te ahuyentaría y si no te marcharas, no lo entendería, me negaría, te rechazaría, ...
Pero mientras seas imposible puede soñarte entera, perfecta, como la línea de una función que tiende a infinito, cada vez más cerca, cada vez más perfecta, pero nunca completa...

martes, 10 de noviembre de 2009

3.- Incongruencias

Odio no tener excusa para poder quedar contigo más días.
Odio temblar tanto ante la idea de acercarme a ti.
Odio el miedo, el pavor, que me provoca pensar que pudieras saber lo que por ti siento.
Odio no saber expresarme mejor.
Odio no poderte seducir con la mirada, las palabras o siguiendo el rtimo de la música.
Odio no atreverme a preguntar.
Odio no podértelo insinuar.
Odio el miedo, mi miedo, en general.
Odio tenerte tan cerca y tan lejos, y ser un tópico, pero más triste, más lejana, menos cierta.
Odio conformarme con darte las buenas tardes.
Odio no poderte tocar fuera del juego.
Odio que el juego nunca sea de dos.
Odio el convencimiento de que me rechazarías.
Odio mis convicciones, mis seguridades, que nacen de mi inseguridad.
Odio preferir la duda a un no.
Odio no escucharte cada día.
Odio saberte lejana, apartada, inalcanzable.
Odio reconocer la imposibilidad a cada paso.
Odio haberme acostumbrado a esto.
Odio pensarte, sentirte, oirte.
Odio no pensarte, no sentirte, no oirte más.
Odio tropezarme siempre en ti.
Odio mis anhelos, mis desesperanzas.
Odio quererte.
Odio pensar que si no fuera porque no tienes marido ni yo señor, yo sería tu trobador, vasallo indigno, escritor de un amor inalcanzable, presto a morir de amor.

viernes, 6 de noviembre de 2009

un juego extraño



["Wait, no, that one also loses. How about a nice game of chess?"]


(A.I. Cargado
>>>Analizar amor
Un juego extraño.
La única jugada ganadora es no jugar.

[Espera, no, esa también pierde. ¿Qué tal una bonita partida de ajedrez?]).


He encontrado en esto la perfecta explicación.
Creo que me voy a pasar yo también al ajedrez...

jueves, 5 de noviembre de 2009

Tiempos (finalmente) pasados...



(¿Dejará de doler algún día?
Pain = dolor
(ella) = cuánto está todavía en mi vida
Por favor, que d sólo dure unos pocos días
... o semanas
Supongo que hay algún tipo de límite años después,
cuando deja de importar y podemos ser amigos.
¿Quiero eso?
¿Es K1 positivo? ¿Es K2 grande?
¿Dejaré algúna vez de sentirme así?)


Parece que esto corresponde a tiempos pasados. Parece. Tiempos pasados, por fin...

martes, 3 de noviembre de 2009

2.- Tú

Le hablo a un tú ficticio porque no puedo hablarte a ti. Sé que es muy probable que hoy, más tarde, te vea. Si no cuento los minutos es porque cualquier cifra mayor a cero se parece horrorosamente a infinito. Te daré las buenas tardes y si me sale algo bien te agradeceré tu reconocimiento. Te diré hasta el jueves y una cierta sensación de frustración se irá apoderando de mí. El encuentro tanto tiempo esperado, tantas veces recreado por adelantado, se irá antes de que me de tiempo a respirarlo. Apenas podré sentirte y ya te habrás ido.

Pensé, inocente de mí, que hablándote, hablándole a este tú tan paciente, te iría alejando, que poco a poco dejaría de necesitar tu presencia y compañía. Deseaba, y todavía deseo, que se me pasara, que no aparecieras en mi recuerdo más que en las ocasiones pertinentes, sin interrumpirme en cualquier tarea cotidiana. Creí que dejarías de ser mi fantasma que me acompaña en el metro, por la calle, con mi música o una película, que aparece en mis conversaciones, aunque sea de forma velada, que incordia a mis sueños y ambiciones. Hoy me cuesta pensar en el futuro si ese futuro significa renunciar a ti. Pero tú, como tú real, como interlocutor que escucha y no es mera potencialidad, no existes. No eres más que una sombra, un sueño, una nada. Y no, no es una decisión intelectual. Deseo tu cuerpo casi tanto como tu mente. Acariciarte, besarte, llegar al infinito. Si no lo menciono es porque prefiero no dejar que mi imaginación entre ahí, prefiero que sólo tu espíritu sea mi dueña y no también tu carne. Me da miedo emborracharme de ti, aunque sea en sueños. Eres una mala idea, un mal sueño, un fracaso a la espera de producirse.

Si un día, como si de un río se tratara, me confesara y conocieras tu condición de meandro, ese día dejarías de ser parte de este río. La ficción ya no se aguantaría. Esta ensoñación, esta excursión de mi imaginación, ya no podría soportar el peso de la realidad, tozuda, que me empuja siempre contra un muro.

Eres río, eres piedra, eres meandro. Fracaso y sueño. Eres todo menos Tú.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Arrepentimientos




(Número de resultados en Google para " Yo ____________ haberle/la besado".

No debería - Debería)

Boda

La persona que conozco más cercana a mí en edad (apenas nos llevamos un día) se acaba de casar. Hace mucho que no la veo y no es alguien de mi día a día. Pero aún así, siempre ha sido alguien con quien he compartido algo por el tonto hecho de sólo llevarnos un día. Una comparación más teóricamente igualada que esta no se puede dar, más aún cuando nos conocemos de toda la vida.
Mis primos se van casando. Los de mi edad. Los más mayores. Unos y otros, poco a poco, van entrando en esa vida de la que yo huía cuando tenía 15 años y me quejaba de la gente de mi cole. Una parte de mí lo envidia, a otra le entra miedo de pensar que esa también podría ser mi vida. Pero a veces creo que mi yo de 15 años en algunas cosas tenía mucha razón. Tiene que haber algo más...

Y puede que todo esto también tenga algo que ver con haber conocido ayer a una madre de apenas 21 años con un niño de 3, buscado, y pensado como la mejor idea del mundo.