martes, 24 de noviembre de 2009

7.- Adiós, supongo

Siento la imperiosa necesidad de escribir algo y contarme.
En vivo soy incapaz de contarme, aún menos cuando me encuentro en tu presencia.
Hay días que querría ser muda, así, al menos, no debería cargar con el recuerdo de lo que he dicho delante de ti.
Me duelen las palabras. Una, otra y otra. Todas me duelen. Si las digo porque las digo, si las callo, porque las callo. Nos hemos declarado la guerra y parecemos condenadas a no poder vivir en paz.
Las palabras ya no acompañan tu ausencia. Las palabras ya no me acompañan en mi aislamiento pseudo voluntario. Las palabras ya no rellenan el hueco dejado por la soledad.
El impulso de la escritura me mantiene aquí, pero también me aleja cada vez que lo intento, cada vez que fracaso.
A veces me siento como una aprendiza de Funes, con una memoria prodigiosa para los fines equivocados. ¿Por qué recuerdo con tanta insistencia la tontería que te contesté el otro día y que seguramente ya habrás olvidado? ¿Por qué no recuerdo con igual fuerza las veces que te hice reír?

Supongo que estos días todo me duele más porque he decidido despedirme de ti. Esta vez no solo de palabra. Seguir creyendo, o actuando como si lo creyera, que te puedo seducir es un empeño inútil. Inútil y, seguramente, contraproducente. Tengo que decirte adiós y, sí, volverme muda incluso en estos ratos de soledad en los que un fantasma tuyo que solo escucha y no habla me suele acompañar.
Adiós, supongo.

3 comentarios:

  1. Yo suelo pecar más de callarme cosas que querría decir que arrepentirme de lo que he dicho

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  2. no si yo tb, xD, cuando hablamos de algo mínimamente importante o trascendental. Pero parece q a falta de grandes cosas, me gusta recordar nimiedades...

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  3. adéu Andreu!

    yo es que no sé por qué te inventas fantasmas!

    bebamos, anda xD

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Coméntame desde aquí o tu mundo paralelo, que telepatía todavía no tengo...