Mis primos se van casando. Los de mi edad. Los más mayores. Unos y otros, poco a poco, van entrando en esa vida de la que yo huía cuando tenía 15 años y me quejaba de la gente de mi cole. Una parte de mí lo envidia, a otra le entra miedo de pensar que esa también podría ser mi vida. Pero a veces creo que mi yo de 15 años en algunas cosas tenía mucha razón. Tiene que haber algo más...
Y puede que todo esto también tenga algo que ver con haber conocido ayer a una madre de apenas 21 años con un niño de 3, buscado, y pensado como la mejor idea del mundo.
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Coméntame desde aquí o tu mundo paralelo, que telepatía todavía no tengo...