martes, 3 de noviembre de 2009

2.- Tú

Le hablo a un tú ficticio porque no puedo hablarte a ti. Sé que es muy probable que hoy, más tarde, te vea. Si no cuento los minutos es porque cualquier cifra mayor a cero se parece horrorosamente a infinito. Te daré las buenas tardes y si me sale algo bien te agradeceré tu reconocimiento. Te diré hasta el jueves y una cierta sensación de frustración se irá apoderando de mí. El encuentro tanto tiempo esperado, tantas veces recreado por adelantado, se irá antes de que me de tiempo a respirarlo. Apenas podré sentirte y ya te habrás ido.

Pensé, inocente de mí, que hablándote, hablándole a este tú tan paciente, te iría alejando, que poco a poco dejaría de necesitar tu presencia y compañía. Deseaba, y todavía deseo, que se me pasara, que no aparecieras en mi recuerdo más que en las ocasiones pertinentes, sin interrumpirme en cualquier tarea cotidiana. Creí que dejarías de ser mi fantasma que me acompaña en el metro, por la calle, con mi música o una película, que aparece en mis conversaciones, aunque sea de forma velada, que incordia a mis sueños y ambiciones. Hoy me cuesta pensar en el futuro si ese futuro significa renunciar a ti. Pero tú, como tú real, como interlocutor que escucha y no es mera potencialidad, no existes. No eres más que una sombra, un sueño, una nada. Y no, no es una decisión intelectual. Deseo tu cuerpo casi tanto como tu mente. Acariciarte, besarte, llegar al infinito. Si no lo menciono es porque prefiero no dejar que mi imaginación entre ahí, prefiero que sólo tu espíritu sea mi dueña y no también tu carne. Me da miedo emborracharme de ti, aunque sea en sueños. Eres una mala idea, un mal sueño, un fracaso a la espera de producirse.

Si un día, como si de un río se tratara, me confesara y conocieras tu condición de meandro, ese día dejarías de ser parte de este río. La ficción ya no se aguantaría. Esta ensoñación, esta excursión de mi imaginación, ya no podría soportar el peso de la realidad, tozuda, que me empuja siempre contra un muro.

Eres río, eres piedra, eres meandro. Fracaso y sueño. Eres todo menos Tú.

2 comentarios:

Coméntame desde aquí o tu mundo paralelo, que telepatía todavía no tengo...