miércoles, 18 de noviembre de 2009

5.- Él

Hoy no voy a hablar de ti. Necesito contarte otra cosa que ahora mismo ocupa mucho más tiempo en mis preocupaciones que tú.

Él. Me preocupa él. ¿He estado ciega anteriormente o lo estoy ahora? No sé distinguir bien, ¿sabes? así que no tengo muy claro si tengo razón ahora o la tuve anteriormente. Le veo alejarse, metido en una espiral supuestamente de amor pero demasiado mezclado con necesidad. Uno más uno son dos, pero dos no son igual a uno. ¿Se lo podré hacer entender algún día? ¿O ya lo entiende pero no dice nada? Porque ¿sabes qué?, resulta que ahora tiene un portavoz, y apenas habla él por sí mismo. Estoy harta de oírle a través de otra voz, ¡echo de menos que él me diga las cosas! Espero que no sea demasiado tarde, y que si un día le da por hablar, aún le crea, porque ya no estoy tan segura de que fuera así. Le he oído tantas veces a través de otro, he realizado el esfuerzo de adivinar su opinión en palabras que no eran suyas tantas veces, que ya no sé si le creería a él o me lo tomaría como simple eco.

Me cuesta creerme que su sueño es compartir una hipoteca de aquí a un año y medio aunque me lo haya dicho. Bueno, mentira, lo dijo su portavoz. ¡Y a lo mejor es cierto! pero me cuesta tanto distinguir, que me cuesta horrores apoyarle si eso es lo que él realmente quiere... ¿cómo saber cuáles son sus verdaderos sueños si apenas le oigo hablar?

Quiero creer que es feliz. Antes le veía feliz. Ahora me preocupo al verle. Creo que es feliz, pero las bases de la felicidad debe ser que no siempre son buenas. Me da miedo la dinámica en la que ha entrado. Asiente y calla. Sonríe. Bueno, eso siempre lo ha hecho. Y cada vez está más lejos. ¿Creerá ahora que dos es igual a uno? Nunca le he oído afirmarlo, pero le he visto tantas veces impasible ante la afirmación que ya no sé que creer... Tal vez dos sean igual a uno, pero en nuestra relación estamos aplicando el mínimo común denominador, o lo estoy aplicando yo, y en vez de compartir con estos dos que se ve que son uno lo que compartía con él cuando era sólo él, uno, autónomo, independiente, estoy empezando a compartir con él, mitad, dependiente, lo que comparto con el segundo elemento de esa suma en la que uno más uno es igual a uno. Me estoy alejando de él, y aunque cada vez le echo más de menos, no puedo forzarme a compartir con dos, porque uno más uno nunca dejarán de ser dos, lo que compartía con él, y, tristemente, no estoy encontrando otra salida. Si hubiéramos tenido tiempo para que compartir con dos surgiera de forma natural, si hubiera tenido algo que decir yo también en ello, si no me hubiera sentido forzada en esta dirección, si no hubiera sentido mi confianza traicionada...

Tranquila, en la próxima cerveza que compartamos en la vida real, te lo acabaré contando, poniéndoles nombres a los números y caras a los nombres. Y entenderás de qué te hablo. Y, con un poco de suerte, me dirás que no tengo razón, que no debería preocuparme, y que mi amigo simplemente es feliz...

2 comentarios:

  1. pues yo creo que sé de quién hablas y, por raro que te parezca, creo que vas a tener razón :(

    ResponderEliminar
  2. hablemos, xD, que tú eres bastante más sensata que yo...

    ResponderEliminar

Coméntame desde aquí o tu mundo paralelo, que telepatía todavía no tengo...